Menos del 1% de la ropa se recicla, y la mayoría termina en vertederos o incinerada. Sin embargo, un equipo de investigadores pretende cambiar esta realidad con un nuevo proceso que descompone la ropa de fibras mixtas en partes reutilizables y reciclables sin necesidad de clasificación previa.
“Necesitamos un mejor método para reciclar prendas modernas, que son complejas, porque nunca dejaremos de comprar ropa”, afirma Erha Andini, ingeniera química de la Universidad de Delaware y autora principal de un estudio sobre este proceso, publicado hoy en Science Advances. “Estamos buscando crear un sistema de reciclaje textil de circuito cerrado”.
Muchas prendas están hechas de una mezcla de fibras naturales y sintéticas, lo que dificulta su separación y reciclaje. Tradicionalmente, el reciclaje requiere que los textiles se clasifiquen en categorías uniformes, similar a cómo separamos el vidrio, el aluminio y el papel.
Para abordar este problema, Andini y su equipo utilizaron un solvente que descompone los enlaces químicos en la tela de poliéster, dejando intactos el algodón y el nailon. Para acelerar el proceso, emplean energía de microondas y añaden un catalizador de óxido de zinc. Esta combinación reduce el tiempo de descomposición a 15 minutos, en comparación con las más de una hora que requieren los métodos tradicionales de reciclaje de plásticos. El poliéster finalmente se descompone en BHET, un compuesto orgánico que puede, en teoría, convertirse nuevamente en poliéster. Si bien métodos similares se han utilizado para reciclar plásticos preclasificados, es la primera vez que se emplean para reciclar textiles de fibras mixtas sin necesidad de clasificación previa.
El uso de energía de microondas no solo acelera el proceso, sino que también reduce la huella de carbono de la técnica al ser más rápido y consumir menos energía, señala Andini.
Sin embargo, el proceso podría ser difícil de escalar, según Bryan Vogt, ingeniero químico de la Universidad Estatal de Pensilvania, quien no participó en el estudio. Esto se debe a que el solvente utilizado para descomponer el poliéster es costoso y difícil de recuperar después de su uso. Además, aunque el BHET se puede convertir fácilmente en ropa nuevamente, no está claro qué hacer con las fibras sobrantes. El nailon podría ser especialmente problemático, ya que el tejido se degrada significativamente con la técnica de reciclaje químico del equipo.
“Somos ingenieros químicos, así que pensamos en este proceso como un todo”, dice Andini. “Esperamos que, una vez que podamos obtener componentes puros de cada parte, podamos transformarlos nuevamente en hilo y fabricar ropa de nuevo”.
Andini, que acaba de recibir una beca para emprendedores, está desarrollando un plan de negocios para comercializar el proceso. En los próximos años, su objetivo es lanzar una startup que lleve la técnica de reciclaje de ropa del laboratorio al mundo real. Esto podría ser un paso significativo para reducir la gran cantidad de residuos textiles en los vertederos. “Será cuestión de tener el capital o no”, dice, “pero estamos trabajando en ello y emocionados por lo que viene”.