El tokamak WEST, operado por la Comisión Francesa de Energías Alternativas y Energía Atómica (CEA), ha marcado un nuevo hito en la investigación de fusión nuclear al establecer un récord en la duración y condiciones del plasma de fusión.
Utilizando tungsteno, un metal de alto punto de fusión, los científicos han logrado mantener el plasma a aproximadamente 50 millones de grados Celsius durante seis minutos, un logro significativo dado que el tungsteno permite sostener plasmas a energías y densidades superiores en comparación con los tokamaks de carbono.
El tokamak, un dispositivo de fusión con forma toroidal que usa campos magnéticos para confinar el plasma, ha sido esencial para experimentar con materiales supercalentados e inducir reacciones de fusión. La reciente innovación en el tokamak WEST involucró la inyección de 1.15 gigajulios de energía, evidenciando las capacidades mejoradas del tungsteno frente al carbono, tradicionalmente utilizado en estos dispositivos.
El cambio a un diverter de tungsteno también se ha observado en otros tokamaks globales, como el KSTAR en Corea, que recientemente reemplazó su diverter de carbono por uno de tungsteno. Esta modificación ha duplicado el límite de flujo térmico del reactor, permitiendo alcanzar temperaturas de iones más altas y durante períodos más prolongados.
La fusión nuclear, proceso en el que los átomos se fusionan liberando una cantidad considerable de energía y reduciendo su número total, ofrece un contraste notable con la fisión nuclear, que implica la división de átomos para generar energía. A diferencia de la fisión, la fusión no produce residuos nucleares, posicionándose como un potencial «Santo Grial» de la investigación energética debido a su capacidad de generar más energía de la que consume.
A pesar de los avances significativos, como el logro de un beneficio neto de energía por primera vez en 2022 por parte de los científicos del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, la fusión nuclear sigue siendo un campo en el que el progreso es gradual y lleno de desafíos. El camino hacia una fuente de energía confiable y sin carbono es complejo y requiere de un continuo desarrollo y evaluación de las innovaciones tecnológicas.