La Fuerza Espacial de los Estados Unidos ha anunciado su asociación con dos compañías, Rocket Lab y True Anomaly, para llevar a cabo una misión sin precedentes que busca demostrar cómo el ejército podría contrarrestar agresiones en el espacio. Esta colaboración marca un nuevo hito en la defensa espacial al simular un escenario de amenaza en tiempo real con el ejercicio denominado «Victus Haze».

En esta misión, una nave espacial construida y lanzada por Rocket Lab perseguirá a otro satélite desarrollado por True Anomaly, una empresa emergente con sede en Colorado. El escenario plantea que el satélite de True Anomaly ejecute maniobras que se aproximen a una nave espacial estadounidense o realice actividades inusuales o inesperadas. Ante tal escenario, la Fuerza Espacial desea tener la capacidad de responder, ya sea para disuadir a un adversario de actuar o para defender un satélite estadounidense de un ataque.

El General Michael Guetlein, vicejefe de operaciones espaciales de la Fuerza Espacial, destacó la importancia de esta capacidad: «Cuando otra nación envía un activo al espacio y no sabemos qué es, cuáles son sus intenciones o capacidades, necesitamos poder ir allí y descubrir qué es este objeto».

La misión Victus Haze involucrará inicialmente el lanzamiento del satélite de True Anomaly, que simulará ser un satélite de un adversario potencial, como China o Rusia. Rocket Lab, por su parte, tendrá un satélite en espera que será lanzado cuando la Fuerza Espacial lo ordene.

La misión Victus Haze, orquestada por la Fuerza Espacial de EE.UU., es una demostración avanzada de cómo se podría identificar y responder a actividades sospechosas o agresiones en el espacio. Este es el procedimiento detallado de cómo se llevará a cabo:

Inicialmente, la misión empieza con el lanzamiento del satélite «Jackal» de True Anomaly, diseñado para simular ser un satélite de un adversario potencial, tal como China o Rusia. Este satélite tiene la tarea de imitar comportamientos que se podrían considerar amenazantes, como acercamientos no autorizados a otros satélites o la ejecución de maniobras atípicas para un satélite convencional. El objetivo es crear un escenario que requiera una respuesta táctica por parte de la Fuerza Espacial.

Respondiendo a esta simulación de amenaza, Rocket Lab lanzará su propio satélite, activado por una orden de la Fuerza Espacial cuando se determine que es necesario intervenir. Este satélite tiene la misión de aproximarse y posiblemente interactuar con el satélite Jackal para investigar y contrarrestar las maniobras simuladas.

Una vez en órbita, el satélite de Rocket Lab realizará un rendezvous espacial con el satélite Jackal. Esta aproximación debe ser ejecutada con precisión para evitar colisiones, mientras permite una vigilancia y reconocimiento efectivos. Esta fase es crucial para probar la capacidad de la Fuerza Espacial para llevar a cabo operaciones de inspección en el espacio de manera segura y precisa.

Posteriormente, los roles de los satélites cambiarán. El satélite Jackal comenzará a maniobrar activamente alrededor del satélite de Rocket Lab, simulando un escenario dinámico en el que el adversario intenta evadir la vigilancia. Este intercambio permite evaluar la capacidad de respuesta y adaptabilidad de la Fuerza Espacial en un ambiente espacial que está en constante cambio.

El seguimiento y análisis de toda la misión proporcionará datos valiosos sobre el desempeño de los satélites, la efectividad de las maniobras y la habilidad operativa de la Fuerza Espacial. Estos resultados son esenciales para perfeccionar las tácticas y procedimientos necesarios para enfrentar y neutralizar amenazas en futuras misiones espaciales.

Victus Haze es parte de una serie de misiones militares destinadas a validar las capacidades de Espacio Tácticamente Responsivo (TacRS). Estas misiones demuestran cómo la Fuerza Espacial y sus socios comerciales han logrado comprimir el tiempo necesario para preparar y lanzar un satélite.

La misión anterior, Victus Nox, realizada en colaboración con Firefly Aerospace y Millennium Space Systems, demostró la capacidad de construir y lanzar un satélite en menos de un año, preparándolo para el lanzamiento en menos de 60 horas después de recibir la orden de lanzamiento.

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