El sensor portátil, que se puede colocar en la punta del dedo, utiliza tecnología avanzada para detectar incluso los movimientos más sutiles de los dedos. Esto podría ser especialmente beneficioso para pacientes de accidente cerebrovascular que están trabajando en la recuperación de la motricidad fina de sus manos. Además, las personas con discapacidades que afectan la movilidad de los dedos podrían encontrar en este dispositivo una herramienta invaluable para mejorar su calidad de vida. La capacidad de monitorear con precisión estos movimientos podría permitir un seguimiento más efectivo de la progresión de la terapia y ajustar los tratamientos de manera más personalizada.
Chuanxin Teng, profesor en el Centro de Investigación Fotónica de la Universidad de Electrónica de Guilin, junto con su equipo, buscaba crear una solución que mejorase significativamente la capacidad de interacción de las personas con su entorno. A diferencia de los sensores de movimiento convencionales, que suelen ser incómodos, imprecisos o poco versátiles, este nuevo sensor vestible promete precisión y comodidad para el uso diario, adaptándose de forma personalizada a las necesidades de rehabilitación y asistencia de cada usuario.
Utilizando parches de goma de silicona flexible, de 2 por 4 centímetros y entre 1 y 3 milímetros de grosor, incrustados con fibra óptica que contiene grabados denominados rejillas de Bragg de fibra, los investigadores han logrado un diseño que no solo es cómodo y duradero, sino también capaz de detectar cambios sutiles en las longitudes de onda de la luz. Esto permite una detección precisa de movimientos leves, como el doblar un dedo o torcer la muñeca.
En experimentos, los sensores han permitido enviar mensajes en código Morse mediante el movimiento de los dedos y articulaciones silenciosas de sonidos con sensores adheridos a la mejilla. Esta tecnología abre nuevas posibilidades para la comunicación y el monitoreo de la rehabilitación, proporcionando retroalimentación detallada sobre la progresión del movimiento y permitiendo una recuperación potencialmente más rápida.
Más allá de la detección de gestos y expresiones faciales, estos sensores tienen el potencial de monitorear signos vitales y mejorar técnicas en deportes o juegos, integrando gestos naturales en experiencias de juego inmersivas e interactivas. Los investigadores ahora se enfocan en miniaturizar el sensor y mejorar su resistencia a condiciones cotidianas, así como su capacidad de comunicación inalámbrica con dispositivos inteligentes y equipos médicos.
Este desarrollo representa un paso adelante en la integración de sensores vestibles en la vida cotidiana, proyectando un futuro donde la interacción con dispositivos digitales sea más natural y fluida, transformando fundamentalmente nuestra manera de vivir, trabajar y jugar.