El exoesqueleto de cadera utiliza algoritmos especiales para detectar la intención de movimiento del usuario y proporcionar la asistencia necesaria para completar el paso de manera fluida. Además, el dispositivo es lo suficientemente ligero y cómodo como para ser usado durante largos períodos de tiempo sin causar incomodidad. Esta innovación tecnológica promete no solo acelerar la recuperación de los pacientes de derrame cerebral, sino también mejorar su calidad de vida al brindarles mayor independencia y autonomía en sus actividades diarias.
En un esfuerzo por superar las limitaciones de las cintas de correr tradicionalmente usadas en la rehabilitación de pacientes post-ictus, investigadores están desarrollando una plataforma de exoesqueleto robótico. Este avance promete mejorar significativamente la calidad de vida de aquellos afectados por problemas de movilidad tras sufrir un ictus.
Más del 80% de los pacientes que han sufrido un ictus experimentan una pérdida de la función normal en una de las piernas, lo que afecta su andar natural, incrementando el riesgo de caídas y limitando su capacidad para realizar diversas actividades. Esta situación puede conducir a un estilo de vida más sedentario, con las correspondientes complicaciones de salud asociadas.
La corrección del andar asimétrico se reconoce como un componente esencial en la rehabilitación de estos pacientes, y aunque en años recientes se han utilizado exoesqueletos robóticos en combinación con cintas de correr para este fin, todavía hay amplio margen de mejora.
Meghan Huber, autora principal del estudio realizado por la Universidad de Massachusetts Amherst, señaló que el objetivo final de la rehabilitación de la marcha no es simplemente mejorar la capacidad de caminar en una cinta, sino optimizar la función locomotora en entornos reales. Con esto en mente, el equipo de investigación ha desarrollado un sistema de exoesqueleto de cadera que imita las acciones de las cintas de correr de banda dividida, las cuales mueven cintas lado a lado a diferentes velocidades para amplificar la asimetría de la marcha y mejorar el aprendizaje motor.
El exoesqueleto, una creación personalizada del Laboratorio de Sistemas Humanos y Robóticos de Amherst, se lleva alrededor de la cintura y se asegura a los muslos del usuario. Un actuador en cada articulación de la cadera proporciona el torque necesario para el movimiento de las extremidades, mientras que un Raspberry Pi 4 se encarga de su control.
La prueba de concepto fue programada para simular la funcionalidad de una cinta de correr de banda dividida, aplicando fuerzas de resistencia en una cadera mientras que en la otra se aplican fuerzas asistidas, alterando la simetría de la marcha en el proceso. Las pruebas realizadas en poco más de una docena de voluntarios sanos demostraron que el dispositivo «induce adaptaciones en medidas espaciotemporales y cinéticas de la marcha similares al entrenamiento en cinta de correr de banda dividida».
Aunque el poder y procesamiento durante este estudio se realizaron fuera del dispositivo, el equipo ahora trabaja en el desarrollo de un sistema portátil para entornos sobre el suelo, con la esperanza de aplicaciones clínicas futuras.
Banu Abdikadirova, autor principal del estudio, destacó los numerosos beneficios clínicos de un exoesqueleto portátil. Este dispositivo puede integrarse de manera fluida en la vida diaria de los sobrevivientes crónicos de ictus, ofreciendo una manera accesible de aumentar el tiempo de entrenamiento, crucial para mejorar la marcha. Además, puede utilizarse durante la intervención temprana en hospitales para mejorar los resultados funcionales.